Monday, December 6, 2010

Hogar de la Sagrada Familia

Hay muchas ventajas en tener familia en un determinado país, siendo quizás la que más aprecio, el poder vivir lo cotidiano alejada del ajetreo turístico. 
Una amiga me decía que yo no voy a pasear sino a vivir y creo que tiene toda la razón.

Por eso es que de turismo hasta ahora ha habido poco...sin embargo,he visitado supermercados, farmacias, malls locales y otros. Pero de las piramides, NADA (pero eso si que hay que remediarlo pronto).

Y hoy tuve la oportunidad de hacer algo que pocos turistas hacen; esto es, ir a un hogar de ancianos. 

Entre las varias actividades que mi madre apoya, está este pequeño hogar fundado por dos laicas consagradas españolas que se dieron por tarea recoger a ancianos de las calles del Cairo y cuidarlos.
Disfrutando el almuerzo
 
Hoy,con un grupo de chilenas expatriadas, les tenían preparado un almuerzo al cual me invito.

No les dire que me cambio la vida ni que el nivel de pobreza me impacto ni nada de esas cosas que usualmente las personas dicen cuando viven estas experiencias.
La verdad es que el hogar era de una limpieza ejemplar y no se denotaba destitución. De hecho, si no hubiese sido por el barrio y por el rostro de los abuelos que delataban años de sufrimiento, nadie pensaría que todo funciona sólo a base de donaciones.

Lo que sí me impacto eran las consagradas que irradiaban entusiasmo. Siendo solamente dos se ocupan de 16 abuelos y son infinitamente felices en su misión a pesar que por lo que me contaron, no ha sido nada fácil montarla. Además,ambas son delicadas de salud.

Me quede pensando que son en estos países que la Fe realmente se pone a prueba. Aquí la gran mayoría no es católica, el idioma es difícil y las condiciones precarias. No hay una iglesia en cada esquina ni redes de apoyo espiritual ni grandes ordenes ni nada. 
El almuerzo incluyo música. A la extrema izquierda
una de las dos superwoman que lleva el hogar
No: aquí solamente estan las personas y Dios...la conexión no puede ser más directa y no esta sujeto a nada más que la confianza que se  tiene en El. 
Eso emociona a cualquiera.

Más tarde le comentaba a mi padre que no podían dejar de impresionarme las personas que tienen ese tipo de vocación. En una palabra: wow.

Y uno que apenas sabe donde esta parado...