Wednesday, February 9, 2011

Tahrir


Y así fue que, exactamente dos semanas después del inicio de las revueltas, finalmente fui a Tahrir. El día anterior nos habíamos aventurado por primera vez fuera de Zamalek, tanteando así el terreno para ver como estaba la cosa. La cosa resulto estar bastante tranquila, al menos fuera del centro.
Pasamos por la Citadela,experiencia drasticamente diferente a cuando fui la primera vez. De estar metida en un mar de personas, éramos solo nosotras y un trío de turistas Rusas. El lugar estaba vacío, con uno que otro tanque en las premisas. Reconozco que lo preferí asi, tranquilo.
Pero volvamos al Martes y Tahrir. Fue gracias a Alberto (un sacerdote misionero mexicano que esta en Egipto para aprender árabe) que pudimos ir. Nos había contado que iba todos los días desde el primer día a Tahrir y que de haber sabido que quería ir, me hubiese llevado mucho antes. Del Padre les diré que me reforzó la idea de que el clero que trabaja en Africa es de una especie totalmente diferente. Tolerantes, simpáticos,vividores y buena onda para empezar.
De Zamalek a Tahrir son como 30 minutos caminando a paso relajado. Los "sitios de interés" incluyen una pasada por la Cancillería Egipcia y lo que seguramente es el edificio más resguardado de Egipto después del de Mubarak: la televisión nacional. Estamos hablando de una decena de tanques (y los había gigantes) sólo para él en un sector donde ya habían varios. La cara de poco amigos de los soldados no ayudaba y dejaba claro que teníamos que pasar rápido.
A medida que nos acercábamos a la plaza, el panorama iba cambiando. Si el día anterior habíamos visto un Cairo relativamente normal, aqui se notaba que había quedado la embarrada. No sólo estaba muy militarizado sino que las veredas estaban totalmente destrozadas. Vidrios quebrados por aquí, montones de piedras por allá…ese había sido el armamento de la muchedumbre cuando la cosa se había puesto fea. Me quedo claro que una piedra efectivamente puede causar la muerte, son enormes.
En ese mismo momento, me di cuenta de la gigantesca fila que había para entrar a Tahrir…equivalente sólo a lo que se forma a la entrada de un concierto. Sin ganas de esperar, nos dimos la vuelta por un callejón destrozado donde recuerdo haber caminado sobre un par de puertas, pedazos de vereda y alambre de púas para llegar a una entrada que al menos estaba más despejada.
Les cuento como funciona el sistema: hay como 3 checkpoints donde los mismos manifestantes te chequean el ID (yo mostré mi C.I.) y la ropa para asegurarse que ni agentes de la policía entren, ni otros que pretendan causar disturbios. Después de lo que paso el miércoles pasado, optaron por la seguridad total y no transan.
Luego de pasar exitosamente las barreras de seguridad, entramos por un corredor humano que le cantaba a los que llegaban "Bienvenidos hermanos de la libertad" mientras que aplaudían y alzaban sus banderas.  En ese momento, no pude evitar sentirme como pollo en corral ajeno, sentimiento que felizmente no perduro una vez dentro de la plaza. En ningún momento me sentí observada ni mucho menos y por primera vez en Egipto, pasé piola en este mar de gente. Y es que hay MUCHA GENTE.
Ahora seré bien sincera y les diré que lo que vi adentro me produjo sentimientos encontrados, empezando por la cantidad de cámaras. Con Jocy habíamos ya constatado que los egipcios son buenos para tomarse fotos en toda ocasión, pose y momentos. Pero ni eso me preparo para las miles de celulares y cámaras que se alzaban en el aire, superando por creces a las banderas.
Una foto con el tanque, una foto del ataúd falso, una foto de los cárteles y démosle mi alma. Una cosa es querer documentar el momento, pero esto era diferente. Posaban demasiado. 
Era como una mezcla entre un "museo de la revolución" al aire libre y un carnaval. Nada quedaba del drama que se había desarrollado ahí o muy poco; como la ropa tendida de los que habían fallecido en la plaza o unos cárteles con la foto de uno que otro joven sonriente que ya no estaba entre nosotros. 
Y quizás fue ahí cuando empece a entender esta extraña dinámica y la razón de este "festival".

Pero antes, una anécdota. Hace un par de años atrás, un tío me dijo que cuando era chica en Siria, solía llegar a casa y decir algo así : "Con la sangre y alma, estoy con el Presidente". Obviamente no me acuerdo de ello pero finalmente entendí porque había estado tan triste cuando falleció Hafez Al-Assad. A lo que voy es que en esta parte del mundo y especialmente en los países con dictocracias, te entrenan desde chico a no cuestionar y alabar hasta el punto que llegas a ver al presidente como una figura paternal y no un mero político. Salir de ese esquema requiere romper un paradigma completamente arraigado y eso es lo que se logro aqui. Es verdad que Mubarak no se fue, pero ese no es el punto. Muchos medios podrán ver esto como un fracaso pero la gran mayoría de los egipcios entendieron que es un logro gigante. Lo vi en un cártel de un chiquillo que decía : "Se me ha dado este curioso hábito de pensar". Sí, los egipcios ahora piensan, cuestionan, piden cambio. It's HUGE. Y es por eso que Tahrir no se desocupa. Va a sonar tan cursi pero es una suerte de celebración del librepensamiento.
Una escena que vi en varias ocasiones fue la de padres que enseñaban a sus pequeños hijos e hijas (no más de 4 años) a decir: "Abajo Abajo Hosni Mubarak". Me quedo con la impresión de que les están enseñando a no transar nunca más sus derechos y eso no dejar de ser el mayor logro de este movimiento.

Obviamente no todos piensan lo mismo, empezando por lo que aun duermen en la plaza bajo los tanques (para que no se vayan). Ellos quieren que Mubarak se vaya ahora ya. También los hay del otro lado del espectro y que creen que Egipto no es apto para democracia. Esto, por ejemplo, lo pensaba uno de los integrantes egipcios de nuestro grupo quien en su mejor italiano (el único idioma en el cual casi coincidimos ya que mi árabe es aún muy débil) trataba de explicarme su visión de que la religión musulmana no podía conciliarse con la idea de democracia. Cuando le pregunte que pensaba del futuro de Egipto, se río y me dijo que estaba en las manos de Dios.

Regresando ya a Zamalek, fui parada por una mujer que le pidió a mi amable compañero que me dejara bien claro que Egipto no se dejará vencer por los EEUU e Israel, que los musulmanes y cristianos eran unidos y que este era un bellos país. Estaba alterada, como si yo estuviese tratando de sembrar la discordia en su país. Quería que me quedara bien claro que no lo lograría. Todo esto porque no logramos explicarle que yo no era americana sino chilena ¬¬ Lo tome con humor y rescato de ello que la señora realmente quiere a su país.

Las fotos esta vez sí son mías, cortesía del cell que me han prestado en estos días. No me esperaba a mucho pero los 1.3 mpx se portaron bien.