Tuesday, May 21, 2013

Welcome to El Maule


La idea la tuvo la Paula, o quizás la Rosario. Pero al menos recuerdo habérsela escuchado a la Pau por primera vez hace un par de meses atrás.
El plan sería ir a Talca un viernes, y el sábado tomar el ramal que nos llevaría a Constitución.
Para los que se preguntan que es un ramal (pregunta que muy legítimamente me hice ya que para mi un ramal sonaba a un ramo de ramas),tenemos que en primero revisar la RAE que en su cuarta definición lo describe como:
 Parte que arranca de la línea principal de un camino, acequia, mina, cordillera”.

La verdad es que uso arbitrariamente esta definición dado que ninguna otra me calza con lo que yo entendí que era un ramal ya que en ninguna parte de la RAE se menciona un tren, o cualquier cosa ligada al mundo ferroviario. Así que segun wikiTracy, ramal en definitiva es un tren que hace un recorrida por un camino que arranca del principal…¡así como la rama de un árbol!

Yes, soy una genia.
En verdad, más fácil es dejarle este link en vez de seguir en este penoso intento de dar sentido a lo que yo entiendo es una vía de tren vintage.

Yup, vintage indeed. El último ramal, como le dicen.
Foto cortesía de la Web
Anyway, ese era el plan. Tomaríamos el tren, que según las chicas es taaaaaan rustico que llega a ser hipster, y luego de tres horas de paisajes de ensueño llegaríamos a Constitución donde pasaríamos un par de horas hasta regresar a Talca por la misma vía.
¿La gracia? Parece que en verdad el viaje es precioso y lo creo. Al fin y al cabo, lo poco que he conocido de la región del Maule me ha dejado encantada y la sola idea de pasear entre los bosques pintados de otoño me tenía trastornada, aunque tuviese que despertarme a la terrible hora de las 6:00am.

I digress

Nos fuimos a las 22horas el viernes de la capital, siendo que nos habíamos juntado a las 20hrs en el mall. Lo único que puedo decir es que se confirmó mi teoría que el Costanera Center absorbe el tiempo y lo reduce a nada.
Así que algo cansadas partimos bajo la incipiente lluvia Santiaguina (que al parecer, según nos contaron, el Sábado se transformo en el diluvio universal) y aquí realmente tengo que hacer un paréntesis y felicitar a nuestra piloto, Kari. Es que para manejar tres horas seguidas un Viernes de noche, bajo la lluvia y luego de una semana atroz, hay que tener pasta…y a ella le sobra. Si ves esto chica, solo puedo decir que TE PASASTE.
Del viaje destaco los intentos de mantener a nuestro piloto despierto a punta de canto y el poco taco que había y el hecho que en verdad Talca NO es tan lejos.
Nota mental: seguir explorando esa región, la amo.
Anyway, llegamos de madrugada a la casa de nuestra anfitriona y después no recuerdo mucho. Saludos aquí (los papas de la Rosario son TAN AMOROSOS), saludos acá y a la cama porque el despertador estaba puesto a las 6:00.

Fast forward al sábado y a Cat Stevens despertándonos con su exquisito moonshadow. Ame la idea de tenerlo de despertador; casi da ganas de despertarse o al menos de no llorar por tener que hacerlo.
¡Cual fue nuestra sorpresa cuando nos enteramos que estaba lloviendo¡ En verdad de sorpresa nada, ya que todo indicaba que iba a ser así. Sin embargo la eterna fe en la inexactitud de la meteorología nos había convencido que no caerían gotas. Bueno, así es Murphy no más.
Felizmente, teníamos un plan B que se había cocinado la noche anterior y que contemplaba la no-tan-desagradable visita a unas famosas termas del sector llamadas Panimávida y la pasada por Rari, lugar conocido por su artesanía en crin.

We are not in Santiago anymore
Me gustaría dedicarle unos minutos a Rari ya que la experiencia, aunque corta, fue bien particular.
Rari, según Wikipedia, es una aldea de la comuna de Colbún en la provincia de Linares en la región del Maule ubicada al pie de la precordillera de Linares y vecina a las termas de Panimávida y Quinamávida.
Rari, en la realidad, es algo como un camino de tierra bordeado de casas que señalan (no siempre) la existencia de artesanía dentro de sus dependencias. ¿Cómo verlas? Tocando la puerta y entrando. Yup, nada de puestos o locales sino residencias particulares donde las personas venden su obra.
Entramos a una sola de esas casas donde dos octogenarias nos atendieron con toda la dulzura del mundo. Otra cosa que quiero resaltar es que las personas en Talca son demasiado amables; un mundo de diferencia con el Santiaguino insolente, estresado y desagradable que abunda en la ciudad del smog eterno.


Siguiendo con Wikipedia, Rari es conocido en Chile por sus figuras de artesanía en crin, artesanía única en el país. Las artesanas de Rari trabajan el crin de caballo de color natural o teñido, y también combinado con el ixtle, fibra vegetal proveniente de México, que se emplea para dar firmeza a la estructura del tejido. La técnica consiste en el entramado de las fibras de crin en torno a las de ixtle, que se disponen en la urdimbre. Las únicas herramientas empleadas son las manos y la aguja para las terminaciones. And it's sooooo pretty....como para comprarlo todo.

De ahí, seguimos a las Termas de Panimávida. La verdad es que si bien pasamos el día entero ahí, no hay mucho que pueda contar que no se reduzca a : “relajo”.
Las termas se encuentran dentro del Panimavida Resort & Spa, el cual es un complejo turístico termal bien bonito y amplio, de fuerte estilo colonial.
Las termas en si se dividen en dos piscinas y tres jacuzzis, con temperaturas que van desde 23 grados a 40. La Paula (aka, nuestra gurú organizacional), tuvo la excelente de aprovechar las piscinas durante la hora del almuerzo por lo que pudimos gozar del mejor jacuzzi para nosotras solas. Me reí harto y disfrute mil la compañía de las chicas. Las tensiones de la pega se fueron disolviendo y dieron paso a momentos de exquisito ocio. Hace rato que no tenia la posibilidad de compartir con las chiquillas y me hizo demasiado bien. Los que me conocen saben que nunca he sido muy de grupos pero con ellas la cosa cambia y siempre me divierto, séase comentando productos de belleza o hablando de políticas publicas.
La tarde procedió tranquila, con un almuerzo decente, un masaje relajante (al parecer tengo la embarrada en la espalda y necesito uno descontracturante) y una última pasada por el jacuzzi y los baños turcos que a pesar de asemejarse al infierno, me dejaron la cara estirada y radiante.
En síntesis, día para el recuerdo que nos dejo a todas con ganas de repetir el plato.
Frente a las termas...soy tan baja XD. Foto cortesía de Paula
Me queda aun tanto por contar pero no sé si me estoy extendiendo demasiado…

Filo, tratare de resumir lo demás. Terminamos nuestro sábado en las “Viejas Cochinas”, famosa picada de Talca que para mi gran tranquilidad, no le hizo ningún honor a su nombre. De hecho, era más bien local que picada y me contaban que ya se ha vuelto un must para los visitantes. Habíamos chancheado tanto durante el día que cenamos ligero, limitándonos a consomés y chancho en piedra. Este último provocó debate ya que si bien me insistieron a mi y a la Kari que no es lo mismo que el pebre, no fui capaz de discernir mayores diferencias entre uno y otro, salvo por la falta de verde. Sea lo que sea, estaba exquisito y el pan amasado hecho en casa lo acompaño estupendamente bien, así como el consomé de ave y huevo que podría haber resucitado muertos

En fin, día muy aprovechado a pesar de la lluvia y cambio de planes.

desayunos de verdad 
Al día siguiente y trás un increíble desayuno (amo los desayunos de casa, con pan, palta y cosas ricas…es tan de aquí) emprendimos el camino de regreso a Santiago. El día estaba precioso, lo cual me tenía feliz porque andaba fantaseando con tomarle fotos a viñas otoñales. Fantasía concretable porque íbamos a pasar por la Viña de San Pedro, una de las mayores y más antiguas exportadoras vino chileno y una de las viñas más importantes del país (aguante wiki).  Para ser más especifica, pasamos por el viñedo del Valle del Maule ya que recién leí que la viña comprende varios valles a lo largo del país, especializándose cada uno en determinadas cepas. El que visitamos parece que le pega al Syrah y Carmenere.
Sea lo que sea, era hermoso y al menos la sala de ventas tenía de todo. Siento que debería de dedicarle más tiempo a conocer las hermosas viñas chilenas y aprovechar el saldo de exportación que sólo se encuentra en sus salas de ventas, jejeje.
De hecho, no sé porque no estoy tomando una copita de lo comprado mientras escribo esto…

Con las cajas (sí, cajas) en las maletera, volvimos a la carretera en dirección a la ultima parada de nuestro viaje pseudo culinario: Juan y Medio. De tanto escuchar hablar de este local, reconozco que me esperaba a un poco más. No era malo pero definitivamente no cumplió con las expectativas que me había hecho. Sin embargo, a estas alturas nada podía arruinar lo excelente que había sido la mini escapada al Maule. Volvimos a Santiago relajadas y felices.



A repetir.