He
estado cocinando...
Los que
me conocen quizás se sorprendan ya que saben que lo mío nunca ha sido la cocina.
Con lo años me he reído mucho de mi ineptitud en el área, que de paso, ha sido
muchas veces justificada. He quemado sopas, aun no entiendo como cocer bien un
arroz y ni hablar de cosas supuestamente simples como el pollo. Lo mío se
limitaba a hacer unas excelentes omelettes y sería.
Pero la
secreta verdad dista bastante de esa realidad: no es que no pueda cocinar sino
que simplemente me cansa el proceso de tener que comer por deber y
especialmente, el tener que lavar una cocina colapsada. La flojera siempre fue
mi peor enemiga, incitándome a no seguir las recetas o descuidar lo que hacía.
Pero
todo cambia y en los últimos años me ha dado cada vez más por intentar
reconciliarme con las ollas y sartenes, generando mejores resultados de los que me
esperaba. Curry, sushi, pollos
agridulce y unos que otros platos ya han sido logrado con éxito, motivándome a
dejar cada vez más de lado mis prejuicios. Eso sí, siempre dentro de un cierto
rango de cocina (oriental)…petit à petit.
Concedamos que lo mío no es la cazuela ni la cosa criolla. Cuestión de gusto me imagino.
No crecí con esos sabores y no me llaman la atención…salvo por cosas como la
famosa humita. ¡Esa sí me gustaría hacer!
Un mezze libanés |
Amo la
comida libanesa…el kibbeh al horno, el coussa mehchi (mi plato favorito hasta
el día de hoy), las famosas hojitas de parra, las man’houshe, el lahme ba ajin
y tantos otros platos que llenaron mi infancia con los más felices kilos que
jamás he tenido.
Pero de lo bueno poco, y cruelmente fui
alejada de las costas mediterráneas hacia países donde el zaatar es una palabra
desconocida y donde la comida ya no era la feliz celebración de un pueblo
maravilloso.
Fue por
lo mismo que decidí que era tiempo de aprender a cocinar mis queridos platos
libaneses. O quizás porque ya estaba cansada de pagar excesivamente por comida
“árabe” sin gusto a nada.
Mi primer intento de lahme bi ajin |
¿Pero...por donde empezar? Mi amada madre, por muy libanesa que es, nunca fue muy devota de
la cocina y no tiene problema en reconocerlo; por lo que eso de los “secretos de familia” fue rápidamente descartado. ¿El libro de Chef Ramzi? La verdad es que
sentí que le faltaba ese “toque” especial a sus recetas y que omitía algunos
ingredientes claves.
Y
bueno…internet.
Hoy en
día, es la gran opción y tengo que admitir que me ha servido harto como apoyo
(personalmente, prefiero los sitios franceses ya que suelen ser más
autenticos).
Pero al
final termine por preguntarle a mis tías más “gourmet” por ayuda, inspirándome
en sus recetas y en mis recuerdos para obtener el resultado deseado.
Iré entonces
documentando mis logros (y en menor medida espero, mis fallas) mientras me
reencuentro con los sabores de mi Líbano adorado. Ojalá todo salga bien.
Sahtein
!!