Wednesday, February 29, 2012

Altos del Lircay

Todo empezó producto de una divagación, de esas que surgen a veces de la nada cuando se esta en confianza y se ha hablado todo. “Quiero una apocalipsis zombie, que aparezca Godzilla o no sé, ver OVNIS”, recuerdo haber dicho en un determinado momento blasé…aburrida de una vida poco exciting donde hace tiempo ya no pasaba nada.
“En Vilches, cerca de Talca están promocionando harto ka Ruta Ufológica, podrías ir ahí”, me respondieron.
Unas semanas y dos buses más tarde, llegaba a la entrada de la Reserva Nacional Altos del Lircay, ubicada en Vilches Alto, a dos horas de Talca. Si bien entre los dos tramos acumulamos cinco horas en total, estaba entusiasmada con la idea de iniciar lo que sería mi primer camping de verdad en…siempre (no considero el del desierto del Año Nuevo en Egipto dado a que nos dieron y armaron todo).
Mi yo actual, al escribir esto, se ríe un poco.
Are we there yet?
 Digamos que mi primera impresión fue penca. Para llegar a la administración  tuvimos que subir una hora por una camino polvoriento, a pleno sol y sin sombra visible, que logro desanimarme a los primeros quince minutos. Yup, así de poco me duro el entusiasmo, haciéndole honor a mi falta de experiencia outdoors y mi plasmada sedentariedad. Mi falta de estado físico me rogaba volver a mi calida cama en Santiago, alejada de todo esfuerzo.
Y sin embargo, seguí, llegando finalmente a la administración de la CONAF, punto de partida para lo que sería mis tres días en Vilches.
Me gustaría comentar un minuto lo amable que son los guardaparques y los dispuestos que están en ayudar y orientar. Realmente un siete, a pesar de que su concepto de espacio-tiempo disto muchísimo del mío (son dos horas para llegar a x punto, que en realidad eran más como 4 horas).
De ahí, mi impresión del lugar empezó a cambiar drásticamente. El polvo desapareció para dar lugar a altos bosques de un verde intenso y abundante…  tengo que admitir que desde ahí y durante toda mi estadía, no pare de creerme en El Señor de los Anillos.
Los bosques en su gran mayoría son de robles
Mas felizmente recorría los senderos, tomando fotos e imaginándome hobbit, mi pobre pololo sufría a mis lados cada subida y bajada. Por alguna razón que hasta el día de hoy no logro entender, decidió que él cargaría con todo lo pertinente al camping. ¿Acto de extrema caballerosidad o insensatez máxima? Me quedo con insensatez máxima con un dejo de caballerosidad. Treinta kilos en la espalda en un camino empinado le arruina la vista (y los hombros) a cualquiera.
Inicialmente el plan era llegar al camping I para comer algo y de ahí seguir al camping II. Esta demás decir que colapsamos en el I.


El resto de la tarde fue dedicado a buscar agua al río (en verdad no hay nada mejor que las frescas aguas proveniente de la Cordillera), armar la carpa e instalarnos.
Llegada la noche, me encontré con que el cielo se había nublado, opacando la promesa de espectaculares constelaciones y la posibilidad de ver OVNIS. De hecho, les adelanto que las dos noches que estuve ahí, no vi ni una estrella, aunque me dicen que por esos lados son LO espectacular.
Nuestro asentamiento
Lección I: comprar buen saco de dormir para evitar el gélido frío nocturno. Mis pies especialmente lo agradecerán. Oh, y grabar los extraños sonidos que se escuchan en la noche ya que son imposibles de describir (lo más cercano que se me ocurre es que sonaba a dialogo entre un platillo volador y un chimpancé…Esteban me dijo que era un pájaro pero me cuesta imaginar que tipo de pájaro podría emitir ruidos así).
 Ah, pero amanecer en el medio de un bosque…¡Imbatible! Sólo por esa sensación de paz y tranquilidad, volvería a acampar mil veces. El aire, la vista, la falta de bocinazos de conductores estresados... wow,wow,wow.

El segundo día estaba planificado como día de trekking y Dios mío que caminamos…más de 8 horas (la mayoría en subidas empinadas) casi sin parar, por senderos que claramente eran para personas más experimentadas.
¿Cómo sobrevivimos? Nuevamente, la vista. Y es que cada paso que hacíamos revelaba maravillosos paisajes que nos dejaban en constante contemplación.
Subiendo el cerro

Bosques, valles, cerros…lugares cuya magnificencia apenas pudo ser captada por mi cámara. 
Fue ahí que realmente entendí porque hay gente que opta por quedarse y recorrer Chile…los paisajes que ofrece este país no tienen nada que envidiarle a nada ni nadie.
Lección II: Si vas a un lugar llamado Laguna del ALTO que esta en ALTOS del Lircay, que a su vez esta en la Cordillera…no deberías de sorprenderte que todo el camino sea en subida y que el viento empiece a soplar implacablemente a medida que coges altura. Por alguna razón, mi cerebro no computo esos factores.
Luego de cuatros horas escalando, llegamos a la famosa laguna del Alto, ubicada en le medio de una impresionante formación rocosa.
Dicen que una imagen vale mil palabras así que mejor les dejo una foto…y créanme, no le hace justicia.
Laguna del Alto
Lamentablemente a estas alturas mis rodillas habían empezado a ceder y no llegue hasta la laguna misma. Sin embargo, no me arrepiento ya que muchas ganas de bañarme en ella no tenía. Pero sí descansamos un rato mientras que yo insistía en que Peter Jackson podría haber perfectamente filmado la Trilogía por estos lados.
De ahí, emprendimos al famoso Enladrillado, conocido por albergar el mito de ser una plataforma de aterrizaje extraterrestre. Para mi, tanto el camino para llegar ahí como el lugar en si serán recordados como una de las caminatas más lindas que me ha tocado realizar en mi vida, a pesar del intenso dolor que arremetía contra mis abusadas rodillas.
Lección III: HACER EJERCICIO

Datos extraños del Enladrillado: algunas piedras son huecas e emiten un sonido metálico. A su vez, en ciertos lugares las brújulas se vuelven locas.  Muy freak y lo más cercano a OVNIS que estuve en el viaje.
Enladrillado con vista al Descabezado
Pero de lejos lejos lejos, lo más destacable fue la vista. Majestuoso se alzaba el volcán Descabezado desde las entrañas de una imponente y nevada cordillera. Era como estar en un documental del National Geographic.
Yo simplemente me senté y admire, más no quería hacer. De hecho, creo que me hubiese quedado ahí toda la noche si no fuese por el insistente viento y la falta de albergue.
Lección IV: No todo lo que dice ser sendero lo es.
El descenso fue lo más duro de todo el viaje, tanto por el esfuerzo físico (realmente mis rodillas ya no daban más) como por el difícil sendero y el clima que iba en desmejora. Pero se logro, más que nada gracias a la templanza de mi chico que en ese momento desplegó toda su experiencia scout y una tranquilidad envidiable.
El olor a bosque recién llovido es genial
Lección V: La gente en los camping es infinitamente amable y solidaria.
Ya abajo, nos ofrecieron de todo, desde comida hasta albergue. Realmente el ambiente que se crea es maravilloso y uno se siente muy acogido.
Y bueno, la noche, como era de esperarse, fue llovida. Aunque más que lluvia, lo llamaría diluvio. Extrañamente y a pesar del frío, me gusto eso de escuchar las gotas caer a mi alrededor. Le dio todo un toque místico a una jornada que ya había superado todas mis expectativas.
El desenlace fue tranquilo…una caminata de madrugada por un bosque anieblado y una cabalgata de regreso hacia nuestro punto de partida.
¿Volvería? Sin duda pero en otoño cuando dicen que los bosques se visten de amarillo, naranjo y rojo…y contrataría caballos. En cuanto al camping, me quedo gustando bastante y espero que no sea mi última vez…eso sí, con saco de dormir pro. En fin, si tienen la posibilidad de visitar, háganlo que no se arrepentirán...y quien sabe, quizás sí vean los OVNIS que no pude avistar.