Monday, March 14, 2011

Del té

Negro,jazmín y camelia...de mis favoritos
Estuve pensando un tiempo en empezar un nuevo blog, pero una voz interna me dice no, que los viajes volverán antes de lo esperado así que mejor me quede donde estoy no más.

Así que lo que usualmente relata mis andanzas, hoy hablara de algo bastante más banal pero que me hace igual de feliz: el té.
¿Cuando habrá empezado esta relación? Siempre me gusto el té, de eso no hay duda. Mientras todos caían rendidos a los pies del dios cafeína, yo empezaba un tímido pololeo con el té que me atraía mucho más. Poco refinada en esa época, la relación se limitaba a las bolsitas y al maravilloso ice tea que fue mi bebida oficial desde los 11 años más o menos. Simple, right? Efectivamente :P
Los grandes cambios empezaron a partir del...2003 si no me equivoco. Hacía frío en Mississauga y yo estaba trabajando para el Ontario PC party como voluntaria de campaña. ¿Porqué? No es que mi alma vibrará por los conservodares canadienses (que son más liberales que los socialistas chilenos en todo caso) sino que se me había asignado dicho partido como parte de mi proyecto de investigación en ciencia política. Sep, esas son las cosas que uno hacía allá como tarea de clase...una lata en el momento pero de la cúal igual aprendí harto. Creo que aun tengo en la bodega la memoria del dicho proyecto; debería de revistarlo.

Pero les estaba hablando del té. Y es que en los cuarteles de campaña, nos servían té chai, seguramente por el origen indio de casí todo el equipo de la candidata y de la candidata misma.
Mercado de Aswan: me arrepiento de no haber comprado más

It was love, pure unhibited love.
He vuelto a probar variaciones del chai, pero nunca con ese mismo sabor tan equilibrado de canela, clavos, cardamomo y que sé yo. Quizás lo más cercano fue el del Coffee Beans and Tea Leaves en Egipto que ando extrañando demasiado en estos días.
Avancemos un par de años y cambiemos de país. Mi amor al té ya es notoriamente conocido por mis amigos y si mal no recuerdo, hasta recibí un certificado regalo para un cata del mismo a la cúal tontamente nunca fui. Pero seguía con las bolsitas...más exoticas y variadas quizás, pero bolsas igual.
Y es que recién ahí por finales del 2007 fue que descrubrí el nirvana en forma de hojas sueltas. Siempre supe que existía, pero la lata me había mantenido apartada de un proceso que veía más engorroso. Ni recuerdo como hice la transición ni lo que me impulso a ello...freak igual, siendo que usualmente tengo buena memoria para cualquier cosa que no sea derecho.
Sea lo que sea, quien ha pasado por mi casa puede atestiguar que aunque no tenga nada de comer, las variedades de té abundan. Los tengo verdes, negros, rojos...de fruta, con caramelo o planos. Los tengo de China, de Sri Lanka y más recientemente, una exquisitez egipcia con sabor a naranja que me compré en Aswan.
También tengo una infusión curiosa con sabor a zanahoria que usan los musulmanes para limpiar su alma antes de la oración. Ese la verdad es un gusto adquirido.
Bubble Tea
 Puedo recordar momentos de zen té-eros en casí todos los países en que he estado. Que sea en un mall chino en Canadá, probando por primera vez el té de jasmin verdadero...o tomando un sample de Whittard en Oxford St. en tiempos navideños...o probando ese maravilloso chai blanco mientras los chicos de la revolución hablaban de cambiar el mundo en egipto. Y más escribo, más recuerdo otras tantas experiencias...como el bubble tea y esas extrañas bolitas de tapioca que le ponen. Estaba tan antojada con uno que fue lo primero que busque cuando fui a San Francisco.

Este mismo post fue inspirado por una mezcla de té verde con durazno...oh the memories, the bliss, the love ;)